Este es uno por supuesto. Era rápido, veloz, veloz, y lo capté un segundo antes de que se saliera de la ventanita (para él obviamente pequeña, en referencia a su tamaño real) que hace el cuadro. El día que llegó diluviaba, y yo sabía que era un hijo del viento. Patricia llegó luego con su magia a mi taller y susurró con toda seguridad y complacencia... si, efectivamente... y le nombró la genealogía y una vocación que yo le desconocía.
Aquí está ante usted que lo puede apreciar hoy y aunque usted mismo no lo crea, se me resbalaba entre las manos haciendo el upload... porque es rapipidísimo, pipidísimo, pipidísimo.
Para conocer algo maravilloso que sucede en el corazón de los andes colombianos, dónde medicina, magia, espíritu y materia se combinan en el jardín del que vengo, para visitar el trabajo de esta medica, maga, sacerdotiza, bruja, pero sobre todo y encima de todo sanadora magnífica ve a:
Como siempre y desde nunca, lo que haces me hipnotiza, se mezclan los colores, las texturas, recuerdos con sueños, prohibiciones del alma y anhelos del corazón, médica o sanadora, bruja o santa, que importantes son las palabras de jade si en tí suscitan esto y llegan a mi como una explosión de sentimientos contrastados...
ResponderEliminarLa primera vez que lo observas, da un poco de pavor, pero si miras sus detalles asoma un sentimiento de ternura... los colores generan experiencias tantas raras en las percepciones... que me lleva a pensar en lo mal que actuamos prejuiciando sin dar tiemopo de buscar los verdaderos detalles... muy buen trabajo... saludos
ResponderEliminarPrincipito
Desde mi principado para el Mundo