Kitsch
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La palabra kitsch se origina del término alemán yidis etwas verkitschen. Define al arte que es considerado como una copia inferior de un estilo existente. También se utiliza el término kitsch en un sentido más libre para referirse a cualquier arte que es pretencioso, pasado de moda o de muy mal gusto.
Aunque su etimología es incierta, está ampliamente difundido que la palabra se originó en el arte de Múnich entre los años 1860 y 1870. El término era usado para describir los dibujos y bocetos baratos o fácilmente comercializables.
Otra palabra alemana kitsch está asociada al verbo kitschen, que significaba ‘barrer mugre de la calle’. El kitsch apelaba a un gusto vulgar de la nueva y adinerada burguesía de Múnich que pensaba, como muchos nuevos ricos, que podían alcanzar el status que envidiaban a la clase tradicional de las élites culturales copiando las características más evidentes de sus hábitos culturales.
Lo kitsch empezó a ser definido como un objeto estético empobrecido con mala manufactura, significando más la identificación del consumidor con un nuevo status social y menos con una respuesta estética genuina. Lo kitsch era considerado estéticamente empobrecido y moralmente dudoso. El sacrificio de una vida estética convertida en pantomima, usualmente, aunque no siempre, con el interés de señalar un status social.
Tal vez un ejemplo clásico de ello es la arquitectura y el arte decorativo desarrollado en el área de Los Ángeles en California durante las décadas 10 al 30 del siglo XX, cuando la zona vivió un gran desarrollo económico debido a la agricultura y el éxito de la industria cinematográfica de Hollywood, lo que creó una generación de gente emigrada de Europa recién adinerada que intentaron recrear el estilo de los nobles europeos. Esto dio pie a la creación de mansiones en las que se mezclaban caóticamente estilos como el barroco, florentino, gótico y el rústico usado en las misiones de la misma California. Este estilo fue llamado Californiano; en la decoración se crearon piezas estrambóticas, como chimeneas de más de tres metros de altura, falsos escudos nobiliarios, tapetes de oso, espejos gigantescos con marcos de falsa madera tallada estofada realizados en plástico o cuadros idílicos de falsos antepasados que decoraban sus paredes. Se llegó al exceso de comprar antiguos castillos europeos que eran trasladados piedra por piedra a los Estados Unidos o bien comprar títulos nobiliarios en subasta.
No se si es Kitch, lo que si sé es que se ve maravilloso y mágico!
ResponderEliminarNo te quedan los "estilos", el tuyo no tiene nombre, maravilla es algo que le queda cerca pero no se si está aceptado en las academias de arte.
jlg
digamos que está cerca!
ResponderEliminarmuy lindos claudia
esto es demasiado artistico para mi.
ResponderEliminarMmmmmmm, pero esta muy bueno, no entiendo nada, pero se ve de lujo
Un mundo de sueños, de ficciones, de grandes fantasías.
ResponderEliminarNota: No, no es kitsch.
(Nunca he usado esa palabra. No está en mi diccionario. Se la dejo a los críticos. Me quedo con los hacedores. )
Un saludo.